Una opción suave, rica y ligeramente dulce, para las noches de invierno.
1. Picar la cebolla y sofreír en manteca, en una olla grande a fuego medio. Cocinar de 3 a 4 minutos hasta que la cebolla se vuelva translúcida.
2. Pelar y picar las zanahorias y el diente de ajo, y agregar a la olla junto con el tomillo seco. Sazonar con una pizca de sal y dejar cocinando por unos 30 segundos aproximadamente, hasta que el ajo se vuelva fragante.
3. Agregar las 4 tazas de caldo de verduras, tapar y llevar a fuego lento durante 15-20 minutos, hasta que las zanahorias estén bien tiernas.
4. Cuando estén tiernas, licuar la mezcla hasta que quede suave. Podés hacerlo directamente sobre la olla, con una licuadora manual estilo minipimer, o dejar que se enfríe unos minutos y mezclar en una licuadora estándar.
5. Servir en un plato hondo y agregar en cada uno, una cucharada de Cremette para aportar un toque único de acidez y más cremosidad. Se puede acompañar con croutones fritos con oliva y ajo, y un toque de pimienta negra.